La baja tasa de egreso en la educación superior, donde solo alrededor del 1% de los estudiantes logra completar exitosamente su carrera universitaria, plantea desafíos significativos para los sistemas educativos y para los propios estudiantes. Hay varios factores que pueden contribuir a esta situación:
- Falta de recursos: Los costos asociados con la educación superior, como matrícula, libros y materiales, pueden ser prohibitivos para muchos estudiantes. La falta de recursos financieros puede llevar a que los estudiantes abandonen sus estudios para buscar empleo y sustento.
- Falta de apoyo emocional y social: La transición a la educación superior puede ser abrumadora, especialmente para aquellos que son los primeros en sus familias en asistir a la universidad. La falta de apoyo emocional y social puede llevar a sentimientos de aislamiento y desmotivación.
- Cambios de carrera y objetivos: Algunos estudiantes ingresan a la educación superior sin una comprensión clara de sus objetivos profesionales. A medida que descubren sus intereses y habilidades, es posible que cambien de carrera o abandonen su programa actual.
- Problemas de salud mental: Los desafíos académicos y personales pueden tener un impacto significativo en la salud mental de los estudiantes. La falta de apoyo y recursos para abordar estos problemas puede influir en la decisión de abandonar los estudios.
- Falta de motivación y sentido de propósito: Si los estudiantes no encuentran relevante su programa de estudios o no ven una conexión clara entre lo que están aprendiendo y sus objetivos futuros, es más probable que abandonen.
- Exigencias externas: Muchos estudiantes universitarios también tienen responsabilidades familiares o laborales que compiten con sus compromisos académicos, lo que puede dificultar su capacidad para completar sus estudios
Para abordar esta baja tasa de egreso, es importante que las instituciones educativas y los responsables de la formulación de políticas tomen medidas para brindar un mejor apoyo a los estudiantes.